En anteriores post de Recicla tus Pilas Andalucía hemos explicado algunos de los usos que tienen los residuos de pilas y acumuladores (RPA) como puede ser para la fabricación de carreteras con la ‘escoria’ restante. Hoy os contamos una nueva aplicación, ¿alguna vez has oído que este tipo de residuos pueden usarse para hacer abonos y fertilizantes agrarios?
Una empresa canadiense ha comenzado a utilizar los RPA (residuos de pilas y acumuladores) para fabricar abonos y fertilizantes destinados al cultivo. Raw Material Company usa un proceso mecánico para reutilizar más del 90% de las pilas alcalinas. Las convierten en un fertilizante muy potente.
Durante un complejo proceso, se clasifican, trituran y pulverizan miles de toneladas de pilas y de baterías cada año. Las pilas alcalinas más comunes están hechas de un tubo de metal revestido de papel y plástico que dentro tiene un ánodo de zinc y un cátodo de manganeso, estos dos minerales son los minerales que la empresa posteriormente aprovecha para la fabricación de los abonos y los fertilizantes. El manganeso y el zinc pueden ser muy útiles para abonar distintos cultivos.
Como ya sabemos, la transformación de la pila se divide en tres fases. En el paso 1, pasa a clasificación, se separan las pilas que son alcalinas de las que no lo son, como las de níquel cadmio o las de plomo ácido. Una vez clasificadas, el paso 2 es el molido. El objetivo es liberar el zinc y el manganeso del interior de la pila alcalina, esto se hace a través de un molino de martillo. Los martillos giran en un eje que separan el papel, el plástico y la cubierta de metal.
Después, se crea una mezcla arenosa de papel, plástico y minerales que cae en una cinta. En el paso 3, los materiales pasan a un panel vibrador en el que unos imanes atraen a las partículas de acero, después una fuerte corriente eléctrica repele otros metales como el cobre o el latón y los saca de la cinta. El óxido de manganeso y el zinc en polvo caen por el panel y el resto de trozos de pila ya se habrían retirado, dejando solo los elementos puros.
Posteriormente, se convierte el óxido de zinc y manganeso en granos de micronutrientes de sulfato y se envasan en bolsas. Para crear fertilizante también son necesarios 3 pasos, en el primero se deben mezclar los granos negros en una mezcladora vertical, mezclándolos con potasa, un componente esencial para distintos cultivos. Después se arroja a una tolva para que se mezclen correctamente. En el segundo paso, se debe expandir correctamente el fertilizante a través de un camión esparcidor. Por último un ordenador muestra el análisis del terreno para esparcir correctamente el abono, distribuyendo la concentración correcta de nutrientes para cada parte del terreno.
Por ejemplo, los campos de maíz pueden necesitar un extra de manganeso y especialmente de zinc. Añadir estos materiales aumenta considerablemente la eficacia de los fertilizantes externos. Con solo añadir un 2% al fertilizante se aumentará considerablemente la cosecha.