Las pilas de botón son un elemento más de nuestro día a día. Estas pequeñas baterías redondas son utilizadas para el funcionamiento de multitud de objetos como relojes, calculadoras, controles remotos e incluso juguetes.
El uso de las mismas está muy estandarizado como hemos visto. Es por ello que, al igual que con el resto de pilas, debemos ser conscientes de la repercusión ambiental que pueden tener. A pesar de parecer todas un pequeño botón metálico, podemos encontrar distintos tipos según su composición, alcalinas, de mercurio, o de zinc/aire entre otras.
Por esta razón el tratamiento de las mismas, su mantenimiento y posterior reciclaje debe hacerse de forma correcta. Si estas pilas quedasen esparcidas por el medio o en contacto con la naturaleza, tendría un impacto ambiental muy negativo. Y es que este es uno de los principales peligros de las pilas de botón, su gran capacidad de contaminación. Esta tiene gran magnitud sobre todo si nos referimos al agua.
Debemos saber que según su tipología tienen un efecto más o menos contaminante. Pero si nos centramos en las de mercurio, que son las más usadas, nos encontramos ante una pequeña pieza con una inmensa repercusión. Tan solo una puede llegar a contaminar hasta 600.000 litros de agua. Este dato debe ayudarnos a abrir los ojos, ya que la contaminación del agua la convierte en inservible y su consumo puede llegar a costar la vida. Del mismo modo, aunque no haya un consumo directo de agua, el alimentarnos de pescados que viven en este entorno, nos puede llevar a una acumulación de este compuesto en nuestro organismo que podría generar fallos en el mismo.
Las pilas de botón y los niños
Además de la contaminación, las pilas de botón tienen otro peligro añadido, su pequeño tamaño presenta un gran riesgo de ingesta por parte de los más pequeños. Como veíamos al principio, juguetes y otros artículos cotidianos ponen al alcance de los niños estas pequeñas baterías.
Al tragar una de estas pilas, no notamos un efecto inmediato por lo que debemos tener especial atención si un niño está manipulando un objeto que requiera de su funcionamiento, al igual que debemos evitar que los niños duerman con un muñeco o peluche que las use. Del mismo modo tendremos que evitar tenerlas sueltas por casa o acumular las gastadas.
En el caso de ingerir una pila de botón, debemos acudir inmediatamente al médico, así como evitar comer, beber o provocar el vómito. El riesgo de asfixia no es el único, el contacto entre los compuestos químicos de estas y la saliva o los jugos gástricos pueden inducir quemaduras, perforaciones e incluso la muerte en casos extremos.
Una vez repasados los principales peligros de las pilas de botón, desde Recicla tus Pilas Andalucía os animamos a realizar un correcto reciclaje de las mismas evitando así distintas situaciones de peligro.