La venta de los coches eléctricos ha aumentado exponencialmente en los últimos años, este ritmo en España va más lento respecto a la Unión Europea y mucho más respecto a los países asiáticos. Actualmente los fabricantes de coches no paran de trabajar para aumentar la capacidad de carga de las baterías de los coches eléctricos.
Hoy en día en la Unión Europea se reciclan menos de un 10% de las baterías producidas. Esto será un gran problema en un futuro próximo si no podemos reciclar este tipo de residuos altamente contaminantes para el medio ambiente. En países asiáticos muchos coches eléctricos han cumplido ya 10 años, por lo que se están encontrando un gran problema a la hora de gestionar esta gran cantidad de litio.
Según la Unión Europea, los fabricantes de los automóviles son los que deben correr con el gasto de los costes del reciclaje de estas baterías. Pero uno de los principales problemas en el reciclaje de estas baterías es que la Unión Europea no ha marcado unos estándares fijos para la fabricación de las mismas. Por lo que cada fabricante las produce de una manera distinta, lo que hace muy complejo el proceso de reciclaje en las plantas habitadas para ello.
Por lo tanto, se están almacenando toneladas de litio en almacenes o vertederos, lo que presenta un serio problema al medio ambiente, el litio es altamente contaminante. A su vez, si consiguiésemos reciclar todo este litio, estaríamos evitando extraer nueva materia prima de la naturaleza.
Una segunda vida para las baterías de litio
Muchas empresas están optando por dar una segunda vida a las baterías de los coches eléctricos una vez estas no dan el mismo rendimiento. Un ejemplo de ello es su uso en las centrales eólicas, donde se utilizan para almacenar la energía que generan los molinos de viento. También muchas empresas las están reacondicionando y adaptando para almacenar energía en hogares, ya que cada vez hay más instalaciones fotovoltaicas caseras que necesitan almacenar su energía.
Sea cual sea el futuro de estas baterías, la Unión Europea debe marcar a los fabricantes unos estándares de fabricación y ensamblaje de las baterías eléctricas para facilitar así su reciclaje. Si se fabrican todas las baterías de la misma forma, las plantas de reciclaje podrán adaptarse perfectamente para su reciclaje.