En los últimos años hemos podido ver un incremento en la compra y venta de vehículos eléctricos, automóviles presentados como una opción de movilidad sostenible para el desplazamiento en ciudades. Ya es bastante común ver coches, motocicletas o bicicletas de este tipo circular por las calles. Pero, sin duda, los patinetes eléctricos son una de las opciones más populares y demandadas.
Entre las principales ventajas de los patinetes podemos encontrar su gran versatilidad. Se pueden recargar en cualquier enchufe, ocupan poco espacio y permiten transportarse de forma cómoda y rápida. Además, sus motores poco ruidosos contribuyen a reducir la contaminación acústica de las ciudades.
Todas estas razones parecen más que suficientes para que los patinetes eléctricos se hayan convertido en una gran alternativa a otros medios de transportes urbanos. Sin embargo, y a pesar de esta imagen sostenible que dan, no debemos pasar por alto que generan un impacto negativo sobre el medio ambiente.
Patinetes eléctricos, ¿tan sostenibles como parecen?
Es cierto que estos patinetes emiten menor cantidad de CO2 a la atmósfera que los coches y motocicletas con motores de combustión fósil, pero se estima que cada uno deja una huella de carbono de 300 Kg a lo largo de toda su vida útil.
Un componente esencial para el funcionamiento de los patinetes eléctricos es su batería. Estas, con el paso del tiempo, pasan por convertirse en residuos de pilas y acumuladores (RPA) y deben ser correctamente desechadas para evitar que contaminen.
La carga eléctrica que almacenan las baterías se va liberando gradualmente a medida que se utilice el patinete, llegando a tener una autonomía de 15 a 20 km. Aunque esto depende de la velocidad a la que se conduzca y el tipo de batería. Las hay de plomo, níquel y gel, pero las más comunes son las de litio, fabricadas con metales pesados y otras sustancias químicas.
¿Qué hacer con una batería desgastada?
Al igual que sucede con otros aparatos eléctricos, cuanto más se use un patinete, más desgaste sufrirá su batería, a la que se le puede estimar una duración media de 3 o 4 años. El problema recae en que cuando deja de funcionar, parece más sencillo reemplazarlo por otro nuevo que sustituir la batería. Por lo que es común que acaben por ser desechados en vertederos o incineradores, liberando así sus componentes nocivos al suelo y al aire.
Hay que tener presente que el reciclaje de una batería de ion-litio conlleva un proceso complejo y costoso, y se orienta a la recuperación de metales como el cobalto y el cobre, considerados más valiosos económicamente que el propio litio.
Cuando empiece a notarse que la duración de la batería del patinete eléctrico empieza a menguar, tendremos que desecharla de manera adecuada y segura. Según el Real Decreto 106/2008, todos los residuos de pilas y acumuladores deben ser recogidos en centros autorizados, talleres mecánicos y puntos limpios. De esta forma, sus materiales serán separados en centros especializados y reutilizados para fabricar nuevos aparatos.
Trucos para aumentar la vida útil de la batería
Es posible cuidar un patinete para que su batería se conserve mucho mejor y durante más tiempo. En primer lugar, evita hacer cargas con demasiada frecuencia o a medias, ni tampoco dejes conectado el patinete a la corriente más de cinco o seis horas.
Si vas a pasar un tiempo sin usarlo, asegúrate que tenga un mínimo de carga del 40%. Y no olvides guardarlo en un sitio fresco y seco. Si la batería sufre filtraciones o humedades, puede llegar a dañarse gravemente.