Las baterías de los coches se agotan, la duración media de una batería es de aproximadamente de 4 años si hacemos un uso correcto. Pero eso no significa que sus componentes queden inservibles. Estas baterías de plomo y ácido se someten a un complejo proceso de reciclaje en las plantas de tratamiento adecuadas para ello.
Esto evita que los materiales tóxicos que contienen acaben en los vertederos y que sus componentes acaben por filtrarse al subsuelo o que lleguen al mar. Se les puede dar una segunda vida útil a estas baterías agotadas.
Proceso de reciclaje de las baterias
En primer lugar, cientos de baterías viejas de coches se vuelcan en un transportadora, las llevan hacia una máquina cerrada con multitud de martillos rotatorios. Los martillos hacen pedazo y trituran las baterías viejas para separar el plomo y el ácido. Los trozos de plomo y plástico pasan automáticamente a un gran recipiente con agua.
El plomo y otros materiales se hunden, mientras que los trozos de plástico flotan en la superficie, lo cual facilita mucho la separación de los componentes. Posteriormente, estos residuos de plástico serán llevados a una planta de reciclaje especializada para ello.
Un tornillo sin fin transporta el plomo y el resto de componentes a otra parte de la fábrica, para someterlos a distintos procesos. El ácido de la pasta retirada anteriormente de las baterías se ha neutraliza y transforma en agua. Un prensa escurre el agua y lo único que queda sería una pasta de plomo.
El agua que se utiliza en este proceso contiene residuos metálicos así que se trata con agentes químicos para eliminar los contaminantes en los tanques. Una vez comprobado que el agua no contiene residuos contaminantes, se puede echar al desague.
El lodo que se ha formado en el fondo de los tanques pasa al montón de plomo y demás metales y se añade carbón refinado como elemento activador. Los sólidos de las baterías se transportan en una cinta hasta una secadora giratoria. Los metales pasan alrededor de 20 minutos en ellas para desprenderse de toda la humedad por completo.
Posteriormente, estos metales permanecen dentro de un horno durante unas 10 horas, el plomo se vuelve líquido y los otros metales flotan en la superficie permitiendo que puedan retirarse con más facilidad.
El plomo fundido pasa a un recipiente de acero donde se mezcla con sosa cáustica, así parte de los contaminantes restantes flotan en la superficie y pueden retirarse. El plomo líquido quedaría así limpio para pasar a la siguiente fase.
Se vierte en moldes y se retira cualquier impureza restante. Debajo, un pulverizador constante de agua helada enfría los moldes y el plomo se endurece en menos de 5 minutos. Después la cinta comienza a girar y el plomo va cayendo de los moldes.
Por último estas baterías volverán a fundirse para fabricar componentes para nuevas baterías para coches. Evitando así que se extraiga nueva batería prima de la naturaleza.
Cuando tu batería se agote… ¡Recíclala correctamente!